La industria de la construcción está en constante evolución, de acuerdo a las nuevas tecnologías y necesidades ambientales, por lo cual el entorno de proveedores, servicios especializados y auxiliares de la construcción también deberán adaptarse.
Razones para evolucionar, muchas, por ejemplo que el 32% de energía global es residencial, además del 20% de las emisiones de CO2; sin contar que los edificios de oficinas están consumiendo casi el 40% de la energía de cada país. Por lo anterior, generar políticas públicas para edificación sostenible debe ser prioritario.
Otro reto es la remodelación de los edificios y viviendas ya construidos, que requieren modernización y rehabilitación, para ajustarse a los nuevos estándares de sostenibilidad. Considerando que estos cambios no son un extra, sino que también impacta en el valor de la propiedad (aumentándolo), en el ahorro en energía y recursos en el mediano y largo plazo.
A pesar de ser una responsabilidad compartida entre el sector público y el privado, existen cuatro premisas que el sector de la construcción debe tomar en cuenta para cumplir con regulaciones presentes y futuras.
Los avances en construcción sostenible, aprovechan al máximo los recursos con materiales naturales que optimizan el presupuesto, reducen los residuos ambientales (como los materiales hechos a partir de PET reciclado, como nuestra tecnología BBD, o con sargazo), ahorran en transporte al tenerlo cerca de la edificación del inmueble, o reutilizan los materiales utilizados en inmuebles.
Desde la planificación del proyecto, pasando por el proceso de construcción, hasta la operatividad, mantenimiento y/o industrialización de los procesos. Por ejemplo, con la tecnología BIM que proporciona un entorno donde la información es accesible para todos los implicados, proporcionando mayor control de calidad y optimización de los procesos.
Además, la digitalización y la tecnología con sistemas integrales, optimizan el consumo energético en luz, climatización, aire acondicionado, etc., además de eficientar de acuerdo a los usos y costumbres de los ocupantes.
Mejorar el aislamiento térmico de acuerdo a la permeabilidad del aire, la exposición al sol, los distintos materiales de construcción utilizados (no es lo mismo paredes de concreto, que una fachada de vidrio), es también todo un reto, debiendo integrar cada elemento para mejorar la ventilación, el aislamiento térmico y el acústico.
Incluso la reutilización de la carga solar, para refrigerar o para calentar, favorece al confort interior y reduce el consumo de energía.
Además de considerar que los nuevos avances tecnológicos, como el 5G, implica la aparición de utilitarios inalámbricos, volviendo los controles autónomos, inteligentes y usables.
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