Cualquier desajuste en la estabilidad económica global, es un accionar para la proliferación de crisis financieras que afectan directamente los diversos sectores productivos, entre ellos, el de la construcción; el cual representa el 10% de la actividad económica mundial y es una de más propensas al desplome debido a las tendencias recesivas.
Si bien, en México no hay una crisis como tal (al menos por ahora), estos cambios también forman parte del desaceleramiento de la industria.
Según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el valor de los procesos constructivos, registraron su mayor caída (desde el 2007), con una contracción del 10.22% anual como respuesta a la parálisis en la ejecución del gasto público para la infraestructura.
Con dos cuatrimestres con desempeños negativos, la industria de la construcción tiene un panorama difícil que enfrentar, ya que aún dinamizando la inversión pública, solo se podría prever un crecimiento del 1% antes finalizar el 2019.
Es prioridad la generación de condiciones que apoyen el impulso productivo, para que el sector [de la construcción] no se vea gravemente afectado por la inactividad que se ha registrado hasta ahora.
Pero, ¿cuáles son los aspectos que influyen éste ciclo recesivo?
Estos factores propiciaron que el Producto Interno Bruto (PIB) del sector mexicano de la construcción tuviera 0.4% en septiembre, logrando ser la cifra más baja desde el 2009
Y aunque todo este proceso es parte de una conducta cíclica, que conocemos como ciclos económicos de la construcción que presenta las etapas de expansión y contracción de la industria, la preocupación por este retroceso, se debe a que se han hilado dos temporadas de baja actividad productiva que sigue manteniendo un ritmo bajísimo a las expectativas del sector.
La falta de eficiencia en la aplicación de recursos en el presupuesto de egresos de la federación, es una consecuencia provocada por la política de austeridad del actual gobierno.
Según las propias palabras de Eduardo Ramírez Leal, presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), esto afecta en gran medida a las empresas, ya que si no se incrementa el presupuesto destinado a la industria de la construcción, podría desaparecer una de cada cinco pymes, provocando la pérdida de miles empleos formales.
“Entendemos la ley de disciplina financiera, es importante revisar finanzas sanas, pero sobre todo la infraestructura; no por beneficiar a los constructores sino por el bienestar de todos. No hay país que no se haya desarrollado sino invierte más en infraestructura.” Ramírez Leal.
Si bien, como constructores debemos de tomar medidas pertinentes para lograr combatir y mantener nuestro trabajo a flote, es necesario impulsar una cultura sana que permita mantener relaciones laborales duraderas con nuestros clientes y reducir al máximo los gastos, propiciando el ahorro de recursos y la liquidación de deudas.
Nuestra responsabilidad como profesionales del área es mantenernos al tanto de todos estos cambios, ya que al contar con una visión clara, tendremos la oportunidad de establecer objetivos que delimiten el éxito de nuestras constructoras, respondiendo rápidamente a los retos que se nos presenten.
Lleva tus proyectos de construcción al siguiente nivel con nuestra experiencia y soluciones.